No hay duda de que 2020 va a ser un año difícil de olvidar. Un par de meses han sido suficientes para transformar radicalmente todas y cada una de nuestras actividades más cotidianas. No está claro si algún día podremos volver a ir de compras, al cine, viajar, organizar una cena con amigos o visitar a un cliente igual que hacíamos en la vieja realidad. Lo que nadie duda es que la tecnología ha jugado un papel clave en este periodo de transición, al permitir mantener la actividad económica, educativa y social, y que también será la base para sostener los pilares del mundo que surja a partir de ahora.
Esta crisis también ha supuesto una prueba de fuego para la eAdministración. Aunque ya fuera posible realizar múltiples trámites por vía electrónica, algo que ha servido para reducir los tiempos de respuesta e incrementar la eficiencia de los recursos de cada organismo, la Administración Pública debe hacer ahora un esfuerzo especial para reforzar y agilizar los proyectos de transformación digital en los que ya estaba inmersa si quiere poder seguir ofreciendo un servicio de calidad al ciudadano. En esta labor, garantizar la disponibilidad, el rendimiento y la seguridad de las aplicaciones, con independencia del lugar o el dispositivo desde el que se acceda a ellas, resulta fundamental.
A partir de ahora, como ya pasaba en la empresa privada, un gran número de funcionarios van a pasar a un modelo de teletrabajo, y los distintos organismos públicos no van a tener más remedio que analizar si cuentan con la infraestructura tecnológica adecuada para permitirles un acceso remoto seguro y para garantizar la capacidad suficiente ante un incremento drástico del tráfico.
Asimismo, con la aplicación como punto central de encuentro, resulta imposible desviar la atención de todo lo relacionado con la ciberseguridad. Las entidades públicas deben ser conscientes de la necesidad de acompañar con mecanismos de seguridad cualquier iniciativa relacionada con las aplicaciones. En estos momentos, muchos organismos ya están comenzando a darse cuenta de sus carencias en esta área, pero también hay que reconocer que son bastantes los que están comprobando el resultado de los esfuerzos realizados en los últimos años.
Una crisis superada y un futuro incierto
Los acontecimientos de los últimos meses han obligado a la gran mayoría de organismos a cambiar sus prioridades y asignaciones presupuestarias inmediatas. Asimismo, han dejado marcadas intensamente las definiciones de sus planes de sistemas, comunicaciones y ciberseguridad. Han acelerado vertiginosamente la adopción de medidas de digitalización, securización y Cloud, lo que en su conjunto ha supuesto un importante y obligado empuje tecnológico. Seguir el ritmo de la demanda y consumo de sus sistemas ha sido la mayor prueba para sus estrategias tecnológicas y ha puesto brújula a sus Planes Directores para los años venideros.
Los retos que se abren en estos momentos son numerosos y muy variados, pero la Administración Pública no está sola en esta batalla. En F5 nos sentimos muy orgullosos de haber puesto toda nuestra experiencia y capacidad al servicio de distintos organismos públicos durante los peores momentos de esta crisis para garantizar la productividad de su fuerza laboral remota de forma inmediata. Hemos llevado a cabo ampliaciones urgentes de sus licencias, nos hemos puesto a su servicio ante nuevas contingencia y hemos supervisado sus proyectos de orientación hacia la nube, que se han producido, ahora sí, de forma decidida. Con un gran esfuerzo, hemos conseguido sacar adelante en cuestión de horas proyectos que en circunstancias normales se extenderían durante semanas o meses, demostrando una vez más el compromiso y la flexibilidad comercial que ofrecemos a nuestros clientes.
Podemos decir que todos hemos superado este periodo tan complicado con buena nota y que nuestra Administración Pública ha sabido estar a la altura de las circunstancias. Ahora nos toca mirar hacia delante, a un futuro del que solo sabemos que las aplicaciones, así como las tecnologías que garantizan su seguridad y disponibilidad van a representar un papel protagonista. Es un buen punto de partida para comenzar a tomar las decisiones que nos permitirán prepararnos de la mejor forma posible para este futuro incierto.