Ángeles Villaescusa, Directora General de Esri España


¿Dónde se encuentran los grupos de riesgo? ¿Cuáles son los patrones de movimiento de los habitantes de un área determinada? ¿Cuántos hospitales hay disponibles y a cuánta población dan servicio? ¿Cuáles son las zonas peatonales con más movimiento de personas? ¿Y las zonas con mayor densidad de población de riesgo? ¿Cómo afrontamos la desescalada?

El SIG de Esri es una plataforma cartográfica de apoyo a la toma de decisiónes y actuación. Proporciona un marco de trabajo y un modelo de procesos que permite a nuestras organizaciones medir y visualizar a través de mapas; analizar y modelizar la realidad; planificar modelos actuación; en definitiva, ayudar en la toma de decisiones. Estas infraestructuras de datos geoespaciales integran todo tipo de datos, conectan personas, procesos, territorios y facilitan la colaboración con otras organizaciones.

El dominio de la geografía permite ver lo invisible y comprender los patrones y las relaciones entre los territorios y sus habitantes. Es por esta razón que están siendo una tecnología clave en la lucha contra el COVID-19 al igual que ha sido básica su utilización en  emergencias anteriores, naturales y sanitarias.

A nivel nacional, son muchos los organismos públicos que han confiado en la capacidad de esta tecnología para abordar la pandemia. El Instituto Nacional de Estadística, por ejemplo, ha lanzado un estudio sobre la movilidad de la población durante el periodo de confinamiento a través del estudio del posicionamiento de más del 80% de los teléfonos móviles de toda España. Asimismo, organismos como la Comunidad de Madrid, la Comunidad Valenciana o la Generalitat de Catalunya; Ayuntamiento de Valencia, Concello de Santiago de Compostela o el Ayuntamiento de Palma de Mallorca, también han desarrollado sus aplicaciones para gestionar la nueva vida de ciudadanos que están confinados y tienen restringidos sus movimientos.

Para otros organismos, como ASAJA, ha sido una tecnología esencial para dar un salto en su proceso de transformación digital, permitiéndole crear una bolsa de empleo a través de formularios digitales geolocalizados, así como cuadros de mando con el fin de gestionar la contratación de trabajadores eventuales para la recogida de las cosechas en un país en el que los desplazamientos están limitados debido al estado de alarma.

Otros, como la Comunidad Valenciana junto a ELLIS (European Laboratory for Learning and Intelligent Systems), han lanzado #COVID19ImpactSurvey la mayor macroencuesta mundial sobre el estado de la población durante el confinamiento con el fin de pulsar el estado de la sociedad por zonas geográficas.

#Covid19ImpactSurvey

Asimismo, organismos internacionales como Naciones Unidas o la Organización Mundial de la Salud, ha llegado a un acuerdo con Esri para hacer uso de su tecnología de forma ilimitada con el fin de poder proporcionar a los Ministerios de Sanidad de los Estados miembro la tecnología necesaria para poner en marcha las actuaciones oportunas para contener, gestionar y planificar el brote de coronavirus.

Mirando al futuro: modelos predictivos integrados con GIS

La desescalada y la vuelta a la normalidad van a requerir que desde las instituciones y las empresas se hagan predicciones sobre los comportamientos, las circunstancias, o los movimientos de la población, para preservar la salud de los ciudadanos y los trabajadores.

Los modelos predictivos son el centro de los estudios que numerosos organismos internacionales de salud pública están realizando. Estos organismos han reconocido la necesidad de contar con estos modelos matemáticos para guiar, planificar y gestionar las políticas sanitarias, de modo que los países sean capaces de dar una respuesta sanitaria solvente y eficaz frente a una pandemia como el COVID-19.

Uno de los modelos que más se está utilizando es el CHIME (COVID-19 Hospital Impact Model for Epidemics), un modelo que facilita la planificación de los recursos sanitarios para realizar las actuaciones entorno al COVID-19. Proporciona estimaciones de nuevos contagios diarios, y consecuentemente las hospitalizaciones existentes, los nuevos ingresos, los ingresos en UCI, las necesidades de respiradores, etc.

Asimismo, fuera del ámbito sanitario va a ser necesaria la aplicación de modelos predictivos para abordar el día a día de los ciudadanos. Cuestiones como la vuelta al trabajo presencial en los centros comerciales y en los edificios de empresas, va a requerir de tecnología que sea capaz de prever y analizar el comportamiento social desde una perspectiva geoespacial.

Estos modelos serán necesarios también, a la hora de reactivar y rediseñar sectores productivos como el sector turístico o el sector agrario, que tanto han sufrido durante la pandemia del COVID-19.

En el caso de la reincorporación presencial al trabajo, será imprescindible contar con tecnología que permita monitorizar el estado de salud de los empleados, sus movimientos dentro de los recintos laborales, el mantenimiento de la distancia mínima de seguridad, la trazabilidad de los empleados y de las visitas, etc. En definitiva, hacer un ejercicio tecnológico que nos permita adelantarnos a los posibles acontecimientos.

Para afrontar la nueva normalidad no solo necesitamos tecnología, también se necesitan datos específicos que complementen y enriquezcan nuestros modelos predictivos. En este sentido, Esri ofrece datos listos para usar con los que los usuarios podrán, entre otras cosas, identificar zonas de mayor riesgo con base en diferentes criterios como número de empresas por actividad, volumen de trabajadores, de transeúntes de equipamientos o número comercios, así como densidad urbana. De este modo se podrán entrenar los modelos predictivos combinando estos datos con información sanitaria, sociodemográfica y socioeconómica geoespacial.

El GIS de Esri se han convertido en la plataforma de apoyo a la toma de decisiones y actuación en tiempo real, tanto para la crisis sanitaria como para la posterior recuperación económica y social. Un sistema completo para la organización de la información geoespacial, la gestión del conocimiento, la colaboración y la difusión.