Se cumple un año de un hecho que ha revolucionado el mundo tal y como lo conocíamos, pero también la tecnología. ¿Cómo ha enfrentado Esri el reto de la pandemia por COVID-19?
La gestión de esta pandemia ha sido una situación sobrevenida e imprevista para todos. Desde Esri ya teníamos experiencia en la gestión de epidemias como el Zika o el Ébola, pero jamás habíamos imaginado algo así. Sin embargo, esta experiencia previa y la metodología que hemos adquirido a lo largo de los años, nos facilitó que nos pusiéramos en marcha con rapidez y pudiésemos ofrecer a nuestros usuarios diferentes soluciones para dar una respuesta rápida a los problemas con los que se iban enfrentando.
Lo primero que hicimos fue activar a nivel internacional el Esri Disaster Response Program, un programa mediante el cual cedemos tecnología, asesoramiento y soporte gratuito a todos los usuarios que lo requieran, sean o no clientes, para hacer frente a situaciones de emergencia. Esto nos proporcionó una visión muy cercana de cuáles eran las necesidades a las que se enfrentaban principalmente las administraciones: Ayuntamientos, Comunidades Autónomas, Gobierno…
En este sentido, se abrieron diferentes desafíos. Por un lado, los retos de los propios organismos: conocer dónde estaba la población más vulnerable; comunicar a los ciudadanos el nuevo mapa de servicios de un municipio; hacer triajes online a través de formularios para evitar el colapso de los centros sanitarios; controlar la distribución de respiradores; dónde derivar a los enfermos; dónde había más estrés hospitalario, etc.
Y, por otro, el reto tecnológico: desplegar soluciones rápidas en cualquier organismo e independientemente de su conocimiento técnico o tamaño, así como asesorarlos y adelantarnos a las posibles necesidades que pudieran surgir.
La Administración es diversa y con diferente nivel de recursos y especialización. Habla de Ayuntamientos, CCAA, Gobierno… ¿Cómo se consigue dar soporte a usuarios tan diferentes?
Nuestra tecnología es un sistema sofisticado, pero esta metodología a la que antes aludía pasa también por haber evolucionado nuestra herramienta de manera que pueda desplegarse fácilmente por perfiles no técnicos. De no haber sido así, no podríamos solucionar grandes problemas porque, habitualmente, los grandes problemas afectan, y deben atajarse, desde organismos muy dispares.
Uno de los mayores logros durante esta pandemia no ha sido solo que organismos como la Organización Mundial de la Salud hayan confiado en nuestra tecnología para afrontar, probablemente, el mayor reto al que se han enfrentado en la historia reciente. El mayor logro ha sido ver cómo los pequeños municipios como Puente Genil, Úbeda, Bolaños… han podido utilizar la misma tecnología que la Organización Mundial de la Salud. Y esto es posible gracias a que hemos conseguido crear soluciones preconfiguradas fácilmente desplegables o generar aplicaciones móviles sin necesidad de desarrollo.
Esto hace que Esri, a día de hoy, sea alta tecnología capaz de desplegarse en tiempo récord en cualquier entorno, incluida la nube, con todas las garantías. Ahí reside la verdadera sofisticación y valor de nuestro sistema.
Aun así no podemos olvidar cómo se han involucrado a nivel personal nuestros propios usuarios; o cómo se ha puesto en marcha Geovoluntarios, una red de desarrolladores que han estado dando soporte a los organismos más pequeños de forma totalmente altruista. Sin su apoyo y dedicación no podríamos haber dado respuesta tan rápido a toda la ayuda que se nos ha requerido.
Y ahora que casi hemos aprendido a convivir con la pandemia, ¿cómo está utilizando la Administración el GIS?
El uso del GIS se ha ido adaptando a la evolución de la pandemia y ahora nos enfrentamos a nuevos retos. Por ejemplo, hemos puesto en marcha una solución específica para las CCAA con el fin de ayudarles a gestionar y monitorizar la campaña de vacunación. Es una solución que ya se está utilizando en USA y que ha sido la empleada en Israel, que permite analizar y visualizar de forma rápida cuestiones tan importantes como dónde están las residencias, dónde se necesitarán más viales de una u otra vacuna; dónde localizar los puntos de vacunación o cómo se está reflejando la vacunación en el estrés hospitalario, entre decenas de análisis.
También se están desarrollando modelos predictivos y de geoprevención dirigidos a conocer el comportamiento del SARS-CoV-2, como el que ha presentado recientemente la Universidad de Málaga. O sistemas de alerta temprana a través del análisis de la presencia del virus en las aguas residuales, como el que ha llevado a cabo la Comunidad de Madrid a través de Canal de Isabel II y que pueden consultar los ciudadanos fácilmente a través de un visor. En este sentido, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico también acaba de lanzar una solución sobre la presencia de SARS-CoV-2 en las aguas de baño y depuradoras.
Y, por supuesto, también está siendo vital para gestionar la vuelta al trabajo presencial: controlar los aforos de las oficinas, monitorizar la micromovilidad de los equipos o uso de salas de reunión, cafeterías, etc. Algo vital para establecer una estrategia de rastreo, por ejemplo, en caso de que haya un brote en el entorno laboral.
Dentro de la recuperación económica, ¿qué papel tendrá la tecnología geoespacial?
Nuestra tecnología no solo se está utilizando para gestionar el presente, ya se está mirando a futuro y estamos trabajando en ello. Esta pandemia ha tocado los cimientos de nuestra economía y, en este sentido, también está siendo una pieza clave en las políticas de recuperación.
Por ejemplo, se está utilizando para crear nuevas estrategias que redefinan el sector turístico, clave en nuestro país, como el uso del gemelo digital, que permite optimizar recursos, dimensionar estrategias de seguridad en cuanto a los contagios o promocionar escenarios virtuales. También se está trabajando en crear oficinas del dato u observatorios de calidad turística, así como soluciones para controlar el aforo en playas, que ya se empezaron a poner en marcha el año pasado.
Asimismo, también se está trabajando en otros sectores de vital importancia como el agrícola o el de la movilidad, ambos esenciales; y por supuesto, el sanitario. Desde Esri estamos totalmente alineados con los Macroproyectos Tractores de AMETIC y estamos creando soluciones específicas para estos ejes clave.
A otros niveles, organismo como el INE están utilizando nuestra tecnología para estudiar la coyuntura demográfica de las empresas, tanto a través de las empresas empleadoras como desde los autónomos. Es decir, ya estamos mirando a futuro y las posibilidades que proporciona la tecnología geoespacial en este sentido son muy amplias.
¿Hay vida para el GIS más allá del escenario COVID?
Por supuesto. La ha habido y la habrá porque el GIS está detrás de los aspectos más básicos de nuestro día a día. Los retos actuales en materia de clima y medio ambiente, por ejemplo, exigen una respuesta urgente y ambiciosa, y la UE está decidida a encabezar la lucha mundial contra el cambio climático. En este sentido ya estamos trabajando con muchas comunidades autónomas, desde las que se está haciendo un trabajo excepcional.
Por ejemplo, Gobierno de Navarra ha lanzado recientemente dos portales controlar sus indicadores climáticos y generar políticas que dirijan la comunidad hacia una gestión más respetuosa a nivel climático, al tiempo que facilita el acceso al dato dentro del marco de transparencia de la Administración pública.
La Xunta de Galicia ha empleado los GIS para elaborar Índices de Sostenibilidad que le permiten tener una visión clara del estado de la Comunidad en cuanto a una serie de indicadores clave, como espacios naturales protegidos, ocurrencia de incendios, variación del estado de las masas de agua, dotación de puntos limpios, generación de residuos, capacidad pesquera o intensidad turística, entre otros. Y como estos dos ejemplos, más comunidades.
Esri es una empresa muy comprometida con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tanto es así que tenemos una solución específica para ayuntamientos con el fin de que, independientemente de su tamaño y recursos, puedan hacer un mejor seguimiento de los ODS y favorecer su consecución.
En definitiva, el GIS será siempre una pieza clave en la Administración, a la que llevamos dando respuesta desde nuestros inicios; un entorno que conocemos, comprendemos y con cuyas necesidades estamos alineados.